El campo magnético terrestre
La brújula es uno de los instrumentos de navegación más antiguos que existen. Desde que el ser humano empezó a comprender la navegación, las brújulas han sido esenciales para lograr grandes hazañas como los primeros viajes transoceánicos y la vuelta al mundo. Nada de esto habría sido posible sin la ayuda de la brújula para calcular rutas en largas distancias.
Los primeros exploradores dependían de puntos de referencia locales y de las estrellas para orientarse, lo que complicaba mucho los viajes a lugares lejanos o desconocidos. La invención de la brújula fue uno de los avances clave que permitió realizar estos viajes. Pero, ¿cómo funciona exactamente una brújula?

Una brújula funciona detectando y respondiendo a los campos magnéticos naturales de la Tierra. Nuestro planeta posee un núcleo de hierro, parcialmente líquido y parcialmente sólido, debido a la presión gravitatoria. Se cree que el movimiento en la parte líquida del núcleo genera el campo magnético terrestre. Como ocurre con todos los campos magnéticos, el de la Tierra tiene dos polos: norte y sur. Estos polos magnéticos no coinciden exactamente con el eje de rotación del planeta, que es el que define los polos geográficos; sin embargo, están lo suficientemente cerca como para que la brújula sea una herramienta fiable de orientación, especialmente si se corrigen las diferencias polares mediante el ajuste conocido como declinación.
Norte verdadero vs. norte magnético

En septiembre de 2019, por primera vez en más de 360 años, las brújulas en Greenwich señalaron exactamente el norte verdadero. Sin embargo, lo habitual es que la brújula no apunte de manera precisa al Polo Norte.
El norte verdadero es la dirección que apunta directamente al Polo Norte geográfico, un punto fijo en el mapa mundial. El norte magnético es diferente: es el rumbo al que apunta la aguja de la brújula al alinearse con el campo magnético de la Tierra.
El Polo Norte magnético cambia y se desplaza con el tiempo como respuesta a las variaciones en el núcleo magnético terrestre; no es un punto fijo.
La diferencia entre el norte verdadero y el rumbo norte de la brújula se traduce en un ángulo conocido como declinación. La declinación varía según el lugar, ya que el campo magnético de la Tierra no es uniforme, sino que fluctúa y se ondula.

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